Tan cansado estoy de ti que sería capaz de dormirme para no leer las absurdeces -que bien para un rato te alegran el cuerpo- escribes tras lo que nos sucedió. Una cosa es estar dolido un tiempo; otra es tu victimismo en estado puro.
Si tan jodido lo veías, habérmelo dicho. Si tan malo soy contigo y con tus sentimientos de adulta, habérmelo dicho. A mí las lágrimas ajenas ya no me afectan y menos de alguien que se emociona de esa forma continuamente. El dolor ya lo conociste pero esto es un sinsentido que no sé por qué le sigues el rollo.
Malditos minutos que me haces sentir ahora. Crees que eres la única que sufre en el mundo -y te entiendo- pero no hay que alargarlo de esa forma, no era tan importante. ¿Qué eran? Dos veces al mes. Y ya, hasta la polla de la semana para luego no estar realmente feliz, comportándome como... sí, hipocresía.
Luego lloras lágrimas de vino de lo feliz que eres intentando amargarme. Te perdono tu hipocresía actual porque yo te hice lo mismo todo ese tiempo.
Ahora prefiero dormir, alejarme de la realidad y de tu intento de hacerme sentir mal, porque no soy de lo peor; malo, menor, pero no lo peor así que aprende que en el mundo no sólo existen los sentimientos, porque el mundo está acabado. "El mundo está podrido" decía un amigo ya fallecido.
Mis regalos fueron ficticios porque no llevaban oro, plata; porque no me gasté ni un dinero en ello; porque para mí el dinero no existe. ¡El dinero a muerto! Es un medio de transporte: ¿fin?.
Flores, ramilletes, noches a la luz de la luna -con mucho frío-, muñequera hecha con mi sentimiento hacia ti. Y... la luz del primer rayo de sol en la mañana tras la noche triste.
Me siento tan bien porque no me conoces o sea, exactamente sólo conoces un 10% de mí, ya que solamente te mostré una de mis caras. Una pequeña etapa de mi vida que decidí cambiar. Tienes muchas, muchas y varias opciones.
Adiós, por siempre.
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