No, no lloró más.
Y nos fuimos
recorrí las calles por su cuerpo
y ya no miraba, no me dejaba.
Las sábanas gimieron y
su color resucitó
y vivió, y vivió
La luna estaba arriba
ella vio el suicidio de una estrella
ella quería escribir lo que veía
nadie le preguntó qué le pasaba.
Y quiso llorar, y quiso gritar
pero ya no estaba, no, no se dejaba.
Su luz en la mañana
se quejó de lo oscuro
su mundo era grande,
y la conocían
y me quería, y podía.
La luz de su ceguera
era la luz de su infancia
perdida.
Y me miraba.
Mi inquietud la enfermaba.
Y me cuidaba.
Sus manos me dormían.
Y me quería.
Y me miraba.
Y me curaba.
Y miraba la oscuridad.
Intentaba no perder la vista
y me quería y no podía.
Me desperté y la vi dormida,
sola y tan arriba.
Los pelos de punta, muy bueno. :)
ResponderEliminarGracias, Sonia :)
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