Poetas que viven queriendo ser las estrellas que miran.
Poetas que lloran la pérdida de su alma,
la que nunca han visto, la que no encuentran.
Poetas muertos viven copiando sus ánimos.
Poetas que nunca existieron y poetas que nunca escribieron.
Escriben la noche y la luna, quieren comprender que no,
que no es válida su misión en esta celda
a la que llaman vida.
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