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viernes, 16 de septiembre de 2011

La Biblia del S.XXII en adelante


Y de nuevo, presento mis escritos como Dios y creador de este nuevo universo creado por mis sentimientos de odio hacia la existencia de mi propia conciencia.
El primer milagro que haré será que el propio espacio en que todo pensamiento fluya sin temor a ser olvidado en los sin fines de este universo de oscuridad blanca y odio oscuro; donde los pocos seres vivos que creé se ocultan en las pocas sombras que hacen caer en su cara sus frágiles manos por el poderío de mis brazos de carne ante los suyos de gas.
Hoy, no sé ni siquiera el día que es. Espero que mis hijos, creados por los gases que emanaron de mi salida apresuradamente trágica de la tierra, tengan la esperanza en que sigo ahí arriba; pensando que permanezco rogando y al cuidado de ellos. 
Miles y millones de meteoros y asteroides. Trozos de mi amado y no tan amado planeta. En un asteroide terrestre… habito tristemente, solitario y observo lo que algunos humanos deseaban conocer, pero como en todo lo humano, se desea volver con los suyos.
 Elegí un meteoro, casualmente su forma era la de un barreño, ó en formas terrestres visto como un pequeño volcán con el cráter muy abierto. Escupí el mal sabor que me deja el tabaco de liar, un aliento seco se apodera de mis días y me rasparía el respirar cualquier átomo de oxígeno. Aquí arriba ya no hay vicio alguno. Qué más da arriba que abajo, no hay leyes físicas en mi mente que se puedan aplicar en esta situación de soledad y aburrimiento.
Un gargajo solté, sin haber pensado lo que he conseguido hacer: Crear una pequeña charca en el interior del meteorito. En la charca que casualmente creé; las circunstancias fueron que en el meteoro cayó mi simple escupitajo. Finalmente, con indiferencia a mi actuación, me fui a descansar para procurar no pensar qué hago aquí, en ésta situación.
¡Oh! ¡Hay una charca, de ella brota vida! se ha puesto verde con pequeñas celdas marrones. No sé qué circunstancias ha de haber para que haya habido tal anomalía. Creo que puede ser de el lapo que solté. Han salido ramas, y una sustancia marrón brota de la putrefacción de los pocos mocos que solté. De esto hará dos semanas, mínimo. ¡Qué mal llevo esto de ser Dios! y no llevar un orden concreto de los días... Me sitúo según se mueve la antigua luna terrestre en la órbita de Marte. Al perder la fuerza con la que se veía atraída a la tierra, salió a la deriva por la onda expansiva de ésa terrible explosión y la fuerza gravitatoria de Marte. Ahora estamos en una nueva fecha: Día 8 y 40º divisados. La luna 
Hoy, me aburría y me puse a gritar a la charca. Mi odio ha creado sentimientos en los pequeños seres que habitan, que nadaban, que se alimentan de los extraños vegetales que han brotado de ahí. Nadan, se alimentan, se comunican; sin temor en los fluidos ardientes de la charca.
Paso el día observándolos. Pensando qué pensarán ellos. ¿Cómo funcionará su mente? ¿Por instinto ó como la humana, con un revuelto genético animal y persona? 
Finalmente, mi única distracción es escribir con mi pluma y el archivador que conseguí salvar. No tengo ropa, floto como un ser extraño. El único ser del universo. Floto despreocupado y a la vez preocupado. Me quedo poco a poco dormido observando mi casual creación.
Algo ha ocurrido en la charca. Están todos los seres calcinados y esparcidos por todo aquel cráter. Creo ver que han muerto el 90% de los seres que creé. No sé qué ha pasado. Estoy aturdido, dolido, acongojado y con millones de preguntas. ¿Realmente los sentimientos que expresé ayer cuando los grité ha provocado tal catástrofe? La noche reina, al contrario del mundo del que vengo. Aquí el día es una tortura. La noche reina más que el día, el horrible día. Me gustaría ver como interpretan esto mis pequeños. ¿Verán un ser vengativo y cabreado cuando me asomo?
Hoy, igual que paso todos los días observando mi creación, observé cómo duermen. Pasan ciertas horas de pié, trabajando en construir pequeñas casetas al borde de sus cuevas en los pequeños cráteres del meteoro. Mientras observaba me empecé a morder mis uñas y me he cortado el labio. Estaba mordiendo mis uñas de la mano derecha, y la del dedo corazón, resbaló por mi labio inferior y lo segó lenta y dolorosamente. La sangre resbalaba sobre mi barbilla hacia la charca. Seguidamente sentí un sentimiento de rencor y odio, ganas desmesuradas de llorar de rabia... Un terremoto, una explosión nuclear de sentimientos por lo ocurrido en la charca, ése sentimiento de culpabilidad; mi soledad y mis terribles ganas de compartir unas palabras con una persona, hizo que perdiera el conocimiento.
Acabo de despertar. Aturdido, no sé dónde estoy. Creo que me he dormido tras perder el conocimiento. He dormido más tiempo que la vez que ocurrió la catástrofe mis pequeños. Me alzo hacia la charca, apoyando mis manos hediondas en los bordes del gran cráter. ¡Sorpresa la mía! ya no existen. Hay una raza superior, muy parecida a mí pero debido a la escasez de luz, cualquier brillo, les mata lenta y dolorosamente. Tal vez hubo ocurrido algo al derramar mi sangre ahí.
Los llamaré Hugynos. Mis labores como Dios empiezan a darse de valer.
-Hola Hugynos. -Saludo hacia ellos sin que me entiendan -  No me entendieron... No saben mi idioma. ¿Cómo hago para hablar con ellos?. Voy a hacer algo. Los mataré a todos menos a dos. Uno se viene conmigo y le enseñaré todo lo que sé desde que tengo memoria. Al otro lo soltaré por ahí, a ver qué hace. Ya es hora de comportarse como un auténtico Dios. Seguiré a contrapunto los pasos que hizo mi Dios, cuando supuestamente, en la Biblia nos creó a todos y a una mujer a base de barro y la costilla del otro ser que en principio creó. Yo no estaría aquí si de existir mi Dios. Me hubiera salvado. ¿O no? ¿Y si es una prueba?
La masacre no fue nada dura. Mis sentimientos apáticos se han colocado férreos ante la empatía del dolor. 
-Cogí a al Hugyno - Hola. Venga di hola...
-Gogla. - Ha sonado un sonido gutural. Dios contento. Dios no vengativo.-
Volví a soltar a Hugyno.
Paso el resto del día observando al otro Hugyno. Ha descubierto cómo transformar materia sólida en calor y en luz. Ahora, por las noches podrá observar si regresa su compañero y mantener su calor. 
Recuerdo que en la Biblia, el primer humano se llamó Adán. Yo al mío le llamaré Led, de apellido Zepelín. Un grupillo del S.XX. Oh... aquellos años. Prefiero no recordar. 
Han pasado los milenios. Enseñe mi idioma a los Hugynos. Ya hay una población considerable. Se reproducen de una forma extraña, como si de insectos se tratara; como asexual en la biología terrestre. He olvidado la mayor parte de lo que me enseñaron; pero he aprendido el doble de cosas. Soy un Dios, he creado vida y les he enseñado. Es la hora de que parta. Debo desaparecer, ellos han de valerse por sí mismo. Si algo me han enseñado es que no se parecen nada a la raza de la que yo provengo: Una raza en que nadie debería haber depositado un mínimo de tiempo. La mayoría eran parásitos que se alimentaban de sus compañeros de planeta. 
Al contrario, los Hugynos saben comportarse.
Es hora de que os encarguéis vosotros de sobrevivir. El planeta creado de la nada ha de quedarse ahí. Cuidadlo, hijos míos.
Att: Deu

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